29 de diciembre de 2020

Cerro Yamaco 4666 m.s.n.m. Cordón de Ansilta, Barreal.

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Después de meses de pandemia, en el feriado largo de agosto, tuvimos la posibilidad de volver a la montaña. Zona de inicio conocida, Los Morrillos, donde tanto habíamos disfrutado la vez anterior ascendiendo el Tridente. La nueva aventura prometía, ahora nos tocaba el valle del arroyo Fiero y batallar todos los días contra temperaturas de hasta - 13oC y rachas de viento de hasta 60 km/h.


Lugar de Inicio: Quebrada los Morrillos, Barreala 263km de la ciudad de San Juan. Se puede dejar el vehículo sin inconvenientes bajo las cuevas, a un lado de la huella.  

Cómo llegar: Tomamos por Ruta Nacional Nº 40 hacia el norte en dirección a la ciudad de Jáchal. Empalmamos a izquierda por Ruta Provincial Nº 436 (Talacasto), en el derivador, giramos a la izquierda por Ruta Ex 149 en dirección al poblado de Calingasta (ahora RP Nº 414 del derivador hasta Pachacho y de allí vuelve a ser RP N° 12 hasta Calingasta). Antes de llegar a Barreal, en la localidad de Sorocayense, doblamos a la derecha (RP 406), cruzamos por el puente del río Los Patos y apenas terminamos de realizar la primer curva a derecha, encontraremos la huella de tierra que nos lleva en dirección a la Finca Noce y Quebrada de Los Morrillos.

El recorrido por el camino de tierra son aproximadamente 44 km, que en general, se encuentran en buen estado. Pasando la finca Noce, se encuentra una tranquera, la cual hay que abrir en caso que se encuentre cerrada.    

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Cerro Yamaco

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Tipo de circuito: Cerrado.

Dificultad: media.

Dificultad técnica: -

Duración: Jornada 1: Estacionamiento - Camp Base, variable, 5:00hs – 7:00hs subida. Jornada 2: Camp Base – Cumbre Yamaco, variable, 5:00hs – 7:00Hs total subida. Jornada 3: Regreso.

Distancia aproximada: Jornada 1: Estacionamiento - Camp Base, 10km Subida. Jornada 2: Camp Base - Cumbre Yamaco, 4.5km. Total: 14.5km Ascenso. Jornada 3: Regreso. Total aproximado: 30Km ida y vuelta.

Desnivel aproximado: Jornada 1: Estacionamiento - Camp Base, de 2880 a 3750 msnm, (870m positivos). Jornada 2: Camp Base - Cumbre Yamaco, de 3750 a 4666 msnm (916m positivos). Total: 1786m positivo. Jornada 3: Regreso con unos 350 metros de desnivel positivo.

Agua: Si, durante todo el valle del arroyo Fiero.

Sendero: Inexistente.


Jornadas

Nos fuimos sin dudarlo, había que sacar tajada, no sabíamos si era la última posibilidad que tendríamos en el año o la primera de pocas. Fue un gran acierto, la semana siguiente por pandemia regresaríamos a fase 1 y casi no volveríamos a la montaña hasta inicios de diciembre, a coronar lo que fue, la travesía del año.

Así llegamos a Morrillos, con ganas de no desaprovechar nada. Y es que estos valles de Barreal, desde el momento en el que llegas, pagan con su virtuosidad y vistas. Comenzamos la caminata bajo las cuevas, donde dejamos el vehículo. Lo primero que teníamos que hacer era remontar el filo para luego bajar al valle del arroyo Fiero. Teníamos solamente tres días, y en esa primer jornada, había que realizar 10 km hasta el campamento base del cerro Yamaco.

Una vez alcanzado el filo, nos dimos cuenta de que el viento fuerte y el frio, podrían ser un factor que jugara ese fin de semana. La caminata continúo después de un rápido almuerzo obligado. Ahora tocaba faldear el filo lo más que se pudiera, para aprovechar así al máximo toda la altura ganada. El faldeo es relativamente sencillo, no es necesario ascender tanto por el filo, encontraremos marcadas huellas de guanacos que nos guiaran por el mismo haciéndonos descender paulatinamente de manera constante.

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Logramos descender al valle sin problemas, aunque notamos que nuestro ritmo era la mitad de lento que de costumbre. También se empezaba a notar la fatiga en algunos de los integrantes. El ascenso por el valle es simple, se camina entre vegas y piedras. Para estas fechas también encontraran amplios manchones de hielo sobre las vegas que habrá que esquivar y el arroyo estará en su mayoría congelado.

La caminata se volvió cansina, la tarde entro a caer y el frio a sentirse, el viento helado empezó a penetrar y cortarnos el cuerpo. Se vio frustrado nuestro plan, era evidente que no podríamos realizar los 10km hasta el CB. Acordamos caminar un poco más y acampar donde encontráramos un lugar, ya habíamos pasado la zona de campamento 1. Acampamos sobre una vega, protegida el viento, pegada al río, muy buen lugar, tanto así, que lo reiteramos este diciembre, así lo llamamos.  La jornada finalizo rápido, solo habíamos podidos avanzar 7 km, el frio ya no se aguantaba fuera de la carpa. Cada vez que había que sacar agua se tenía que romper el hielo nuevamente. Dormimos bastante bien, muy abrigados, aunque las botellas se congelasen inclusive dentro de las carpas.

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  Día de Cumbre:

Despertamos bastantes motivados a pesar de todo. Tocaba ganar los tres kilómetros perdidos el día anterior para empezar a remontar filo de ascenso. Partimos no tan temprano, el frio era serio, unos -13 ºC y el viento implacable, con rachas muy fuertes. Allá íbamos, cabeza y cuerpo inclinados hacia adelante haciendo fuerza a cada paso. A pocas horas de empezar ya notábamos que nuestro ritmo era lento. Cargar agua antes de ascender fue toda una odisea, ya tenía los dedos helados, y sacarse el guante de primera piel no era una opción lógica. Menos lo fue mojarse las puntas del guante al cargar la botella. Pase de tener los dedos helados de la mano derecha a no sentirlos. Me costó más de media hora recuperarlos con movimientos constantes, en algún punto me asustaron un poco.

Previo a comenzar el ascenso, pusimos de tiempo límite las 14hs, imaginábamos que  la jornada de cumbre podría no ser exitosa. Sobre el valle, al llegar a la gran vega, encontraremos la bifurcación de las quebradas y los arroyos, uno se dirige a la zona de los Picos 3 y 4 de Ansilta, y el otro a la zona de punta Brava debajo del Pico 5 de Ansilta.  En esta vega tendríamos que haber acampado.

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El filo de ascenso del Yamaco es el que divide estos dos valles. Comienza simple, primero se ascienden unos 100m metros de desnivel y se caminan unos 750 metros hasta alcanzar el comienzo de las dificultades. Nos encontramos con prácticamente una pared de 400 metros de desnivel, la cual es más baja por su lado izquierdo. En si, no es un acarreo de los comunes, presenta rocas de gran tamaño que nos permiten un paso firme, pero teniendo que cuidar constantemente donde asentamos el pie. Esta zona, tienta mucho a realizarla en manera diagonal, ya que se va acortando distancia al último filo de ascenso del Yamaco. Nosotros la realizamos así, pero nos quedamos con la duda si no era mejor ascenderla por la izquierda y después cruzarla por el filo hacia el norte.

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Esta zona nos costó mucho tiempo, y a algunos de los integrantes las fuerzas. Solo tres llegamos al comienzo del último filo de ascenso. Nos quedaba muy poco, solo 250 metros de desnivel, estábamos a 4400, y menos de 800 metros en longitudinal, hora 14:30. Pensando un poco con la cabeza en frio, nos faltaba una hora y media más a este ritmo, el viento al que tendríamos que estar expuestos sobre el filo, con rachas de más de 50km/h y la problemática de la época (las cortas horas de luz), nos terminó de convencer para regresar.  

Esta vez toco disfrutar hasta allí, nos miramos, sabíamos todos que no era lo que queríamos, pero teníamos la sensación de saber que era suficiente, y además, de que estábamos haciendo lo correcto. Tomamos un par de fotos, nos felicitamos por el esfuerzo y comenzamos el regreso.   

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El regreso no fue ameno, toco seguir sufriendo el frio y el viento. A medida que transcurrían las horas esto empeoraba. Los planchones de nieve también fueron un reto, tuvimos que familiarizarnos con el aspecto de ellos para saber si eran seguros para el descenso. Así y todo, alguna vez también toco fallar, caí por unos de ellos con elevada pendiente de manera abrupta, cada vez aceleraba más y más, cada vez veía las rocas más cerca, no me daban las manos para tratar de clavar los bastones, ni los pies para frenar. Por suerte alcance hacerlo después de unas 30m de caída antes de las rocas. Fue un alivio saber que no terminaría golpeado.

Después del vertiginoso inconveniente, trate de evitar todos los planchones de nieve y hielo y cuando no quedaba otra, tratar de elegir más los blandos. Transite varios de ellos con mucho cuidado, asegurando paso por paso para no repetir el suceso. Creo que mis compañeros se ahorraron bastantes problemas regresando por donde vinimos y no tratando de acortar tanto el descenso como yo.

Una vez abajo, toco descansar y relajarse unos minutos antes de rehacer los larguísimos tres kilómetros hasta el campamento que quedaban. Regresamos con las últimas horas de luz, alrededor de las 17:40. En el campamento cargamos agua, nos metimos a las carpas y no salimos hasta el otro día. Fue la peor noche, con muchísimo viento, además del tenaz frio.

  Regreso:

Despertamos tarde, sabíamos que no teníamos tantas horas hasta la camioneta, nos tomamos tiempo en desayunar y arreglar las cosas. Cerca de las 9:30 comenzamos la vuelta. Decidimos descender por el valle bastante más, de adonde hace dos días habíamos bajado. El faldeo fue algo tedioso, el acarreo suelto se sentía al retroceder medio paso antes de avanzar. El secreto es tomar las huellas más transitadas de guanaco, las cuales suelen estar firmes.

Después de transpirar mucho llegamos al filo. Ya estábamos, veíamos el peñón. Siempre, el ver el objetivo relaja. Los semblantes cambiaron, aparecieron las risas, las anécdotas, los recuerdos y entre charla y charla nos encontramos primero en la camioneta y después almorzando en Calingasta. Cerrando un espectacular fin de semana, el cual a pesar de todo nos dejaría un increíble sabor de boca, experiencias nuevas, aprendizajes, y una sensación de saciedad enorme. Habíamos vuelto a la montaña…     

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