17 de junio de 2015

Villa La Angostura: Cerro Belvedere y Cajón Negro


M P: Capitulo 32

Cerro Belvedere y Cajón Negro

Cerro Belvedere , Villa La Angostura

Penúltimo día en Villa La Angostura y como no podía ser de otra manera, para mantener la constante del viaje, partí de caminata esta vez junto a Maryia hacia la recomendada visita de la Cascada Inacayal y Cajón Negro. Una travesía bastante linda, de mediana exigencia física, y demandante en cuanto a horas, unas 7 horas que sobran para pasear, ver y disfrutar del sector.

Partiendo desde la YPF (estación de combustibles ubicada Frente a la secretaria de turismo), por ruta 40 (ex ruta 231) en dirección al Lago Correntoso, se llega a la calle Cacique Antriao, fácilmente identificable por un pequeño triangulo de pasto que sirve de rotonda. Tomamos a la derecha y después de caminar 900 metros volvemos a doblar a la derecha, se encuentra indicado por un pequeño cartel. Ir atentos, porque si van charlando o distraídos, se pueden pasar de largo fácilmente, perdiendo varios minutos. Por el, se llega a un pequeño estacionamiento desde donde parte la senda.

Al tomar la senda, después de andar un rato, el camino se divide: el de la izquierda hacia el Mirador del Belvedere y el de la derecha a la cascada. Cabe aclarar que en todo el sector se encuentra la señalización interpretativa. Nosotros decidimos tomar el de la izquierda hacia el mirador, ya que de todas formas llega a la cascada haciendo una especie de rodeo.      
           
En este punto, empezamos a caminar entre el bosque en franco ascenso hasta el mirador, al cual llegamos tras media hora de caminata tranquila. Si bien se tiene vista hacia el lago y río Correntoso, junto al Lago Nahuel Huapi de fondo, la visión se encuentra bastante acotada por la vegetación, convirtiéndolo en un atractivo poco atractivo, si se permite el juego de palabras.


Mirador Belvedere , Villa La Angostura
Mirador Belvedere.

Un poco decepcionados por el mirador, continuamos rápidamente en dirección a la cascada Inacayal. La senda sigue bajo el bosque, el cual se empieza a poner cada vez más bello, convirtiéndose en un atractivo en sí mismo. De repente, empezamos a escuchar el ruido del agua cada vez más cerca, dejándose entrever a lo lejos a medida que avanzamos un par de veces la cascada, hasta perderla definitivamente de vista. La volvemos a reencontrar unos minutos despues ubicados sobre su parte superior, donde podemos apreciar de manera poco clara el salto de unos 40m de alto generado por el arroyo Piedritas, cuya naciente se encuentra valle adentro, en Cajón Negro.


Cascada Inacayal, arroyo piedritas
Arroyo Piedritas, parte superior de la cascada.  
Villa La Angostura, Cascada Inacayal,
Cascada Inacayal.
Villa La Angostura, Cascada Inacayal,
Arroyo aguas abajo. 

Cruzando el arroyo, el camino sigue por el bello bosque en dirección al cajón, donde después de un buen rato este se vuelve a dividir, aquí tenemos la opción de continuar al cajón o doblar a la izquierda en dirección al cerro Belvedere. Primero, decidimos subir el Belvedere por recomendación de los chicos del hostel, luego, volver y seguir hasta el cajón, así que cruzamos de vuelta el arroyo y empezamos el ascenso al cerro.


Bosque Villa la Angostura

Arroyo Piedritas, Cajón Negro, Villa la Angostura
  
Tras una empinada pendiente llena de ceniza volcánica, nada que asuste, se llega al verdadero Mirador Belvedere, que paisaje por favor! Se tiene una impresionante vista panorámica desde la península de Quetrihué pasando por la villa, el Lago Correntoso, hasta casi la totalidad del Lago Espejo de fondo, simplemente espectacular.


Mirador, Cerro Belvedere, Villa La Angostura, 7 lagos
Mirador.
mirador, Cerro Belvedere, Villa La Angostura, 7 lagos

Cerro Belvedere, Villa La Angostura, 7 lagos, Lago Correntoso, mirador
Lago Correntoso, de fondo el Lago Nahuel Huapi y sus brazos. 
Cerro Belvedere, Villa La Angostura, 7 lagos, Lago Espejo
Lago Espejo.
Cerro Belvedere, Villa La Angostura
Villa La Angostura, Penisnsula de Quetrihué. 

Pasamos tanto tiempo arriba que nos congelamos por el viento, pero cada minuto valió la pena. Decidimos bajar y almorzar bajo el bosque protegidos del frío viento que azoto esa mañana. Luego de almorzar, seguimos viaje al cajón, pero el frío me quito un soldado, Mariya decidió regresar al pueblo, y yo decidí seguir viaje bajo el bosque de Lengas cada vez mas achaparrado hasta el cajón.

Si bien el camino es en constante ascenso, la pendiente es muy baja y no demanda ningún esfuerzo especial. A medida que avanzamos, el bosque cada vez menos denso empieza a dejar claros cada vez más grandes dominados prácticamente por un alto manto de ceniza volcánica, poco compacta y voladora, que cambio drásticamente el paisaje de alfombra verde que encontrábamos los años anteriores. El culpable: el volcán Puyehue que entro en erupción en 2011.

Está claro que todo este fenómeno afecto el potencial paisajístico del cajón Negro, pero no deja de ser hermoso llegar hasta el final del valle, encontrarse rodeado por macizos rocosos de cresta oscura, observar el río serpentear, y apreciar la naturaleza junto a él, tratando de recuperarse de las adversidades que ella misma genera.


Cajón Negro, Villa la Angostura, montaña

Cajón Negro, Villa la Angostura, montaña

Cajón Negro, Villa la Angostura, río piedritas

Cajón Negro, Villa la Angostura, montaña

Cajón Negro, Villa la Angostura, montaña

Cajón Negro, Villa la Angostura, ceniza

Con el pelo blanco, no por las canas que ya tengo, sino por la cantidad de ceniza que se me acumulaban en la cabeza, culpa de las ráfagas de viento, emprendí el regreso a Villa la Angostura. Se me complico un poco el camino de regreso a la altura de la cascada, porque el camino volvía a derivarse, pero esta vez sin indicación. Decidí tomar el de la izquierda y finalmente fue el correcto, era el viejo camino de madesur, de una antigua maderera que ya no existe, que sale al este de la Villa sobre el caserío de la población estable, la senda más corta, por así decirlo.


Villa La Angostura, brazo, arbol

Sin más que hacer, la tarde derivo en los preparativos de partida y la compra de los suvenires. Eran casi todos chocolates y algunos pocos dulces de frutas exóticas que se encuentran en el sector. Si bien fueron pocos días en La Angostura, creo que los aproveche al máximo de mis posibilidades, está claro que me quede con las ganas de seguir recorriendo. Es sin dudas uno de esos lugares que siempre nos piden un poco más, siempre falta algo por descubrir, otro lago, otro bosque… otro paisaje increíble, es tarea imposible! No hay forma de irte sin ganas de volver. En fin, creo que cerré un viaje espectacular, que nació como un deseo lejano, el cual de apoco, se transformo de algo impensado a algo posible, continuo creciendo con una planificación y se concreto en una realidad, en muchos aspectos superadora a lo imaginado. Con esto quiero despedirme diciendo que: A veces los objetivos están más cerca de lo que nosotros pensamos, es cuestión de enfocarse, indagar las posibilidades, y sorprenderse con las mismas.    

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