De vez en cuando paraba la oreja
y algo escuchaba de un pueblito muy chico llamado Mogna, ubicado al norte, bastante
lejos de la ciudad de San Juan, al que casi era imposible llegar hace una
decena de años atrás. Era en 4x4, motos enduro o a caballo, por un camino muy dificultoso
donde incluso las camionetas tenían problemas, ni hablar de los numerosos cortes generados por la lluvia. Sobre todo me llamaba la atención su ubicación geográfica, casi
en el medio de la nada ¿Como hacia su gente para vivir allí, casi olvidada?
Escuchaba de alguna gran fiesta
con cabalgata, gauchos y algo de religión. Cantidad de jinetes que se
conglomeraban allí desde distintos punto de la provincia, cabalgando a veces
incluso por varios días para estar presente, y casi de casualidad algo sobre una importante
tumba que yacía en el lugar. En fin, cosas que me intrigaban a descubrir más de
mi provincia.
El envión final se produjo cuando
inauguraron el nuevo camino de acceso al pueblo, que no solo permitía la
afluencia de vehículos sin inconvenientes mejorando la situación de sus
pobladores, sino que también permitía descubrir un hermoso y particular paisaje
árido, desértico, que no tiene nada que envidiarle a los paisajes norteños
atiborrados de turistas nacionales y extranjeros.
Todo esto llevo a que una
tarde de invierno tomáramos el vehículo y partiéramos a descubrir este
pequeño pueblo.
Historia
Mogna, el tercer pueblo fundado
por los españoles en territorio San Juanino en 1753, fue un importante polo
agrícola, donde gracias a las cristalinas aguas del río Jachal se hacía
posible, por ejemplo: el cultivo y cosecha de trigo, alfalfa, centeno y avena entre sus principales cereales. Incluso llegaron a asentarse y prosperar algunos Molinos, además
de ser un punto esencial de abastecimiento de arrieros que
pasaban rumbo a San Juan, La Rioja o a Chile por el conocido paso de Agua
Negra.
Hoy en día, el pueblo se
encuentra ubicado a unos 30 km de la célebre y turística ruta 40, lo que genero
junto a la merma de rendimiento de las tierras por la acumulación de sales y el
dificultoso camino de acceso, un aislamiento casi imposible de sostener en el
tiempo, quedando en 1991 solo 23 personas aferradas a su tierra por el amor a ella,
a sus recuerdos y fe.
El pueblo
El nuevo camino recientemente
trazado parte desde Tucunuco (población cercana a la ciudad de Jáchal)
atravesando un paisaje particular, por el cual a medida que avanzamos, va ganando en interés y belleza. Un paisaje árido, limoso y seco, que deja
entrever distintas formaciones que van desde típicas a raras, coronado a su máxima
expresión cuando disfrutamos de las texturas y los caprichos a lo largo de la
quebrada del Valle encantado junto a las excelentes vistas panorámicas.
A medida que ingresamos al pequeño
pueblo, el miso empieza a mostrar su esencia, historia y culto con ranchos
antiquísimos que no fácilmente se mantienen en pie, árboles tan o más viejos
que los ranchos que protegen, y el viacrucis colocado a lo largo de su ingreso
principal, siendo una de las únicas calles asfaltadas del pueblo junto a la
cuadra de la moderna iglesia, y por supuesto, plaza principal.
Además de su moderna iglesia,
construida en lugar de la antigua que estaba muy cerca de derrumbarse, se
pueden apreciar un puñadito de casas prefabricadas actuales, que al parecer
sirven para los fines de semana o para las épocas de festividades. Estas
festividades le dieron un impulso magnifico a Mogna, gracias a que durante los
terribles años de aislamiento se intensifico el culto a la virgen de Santa
Bárbara, patrona del lugar. Cuya fiesta de veneración, año tras año, comenzó a
atraer cada vez más a miles de feligreses, que el 4 de diciembre durante la
fiesta grande, o en mayo durante la fiesta chica, inundan sus calles,
disfrutando de la procesión y del espectáculo que brindan los distintos grupos
de gauchos engalanados, portando gallardetes, banderas y estandartes. Su gran
popularidad la llevo a convertirse en el evento religioso y de culto más
importante de la provincia y darle junto con las nuevas políticas, nuevamente
vida al pueblo que actualmente cuenta con algo más de 300 habitantes.
Martina
Junto a la iglesia, se encuentra
el antiguo cementerio que contiene la tumba de la extraordinaria Martina
Chapanay, un personaje que actuó en tiempo revoluciones civiles, con aptitudes
de jinete y cuchillería, que socorrió a los más humildes, repartiendo las
ganancias de sus diferentes robos, ganándose de ese modo la veneración de los
mismo. Lucho junto a Facundo Quiroga y
Chacho Peñaloza dando muestra de destreza y valor. Fue indultada y nombrada
sargento mayor de la policía de San Juan, donde vengo la muerte de Peñaloza
retando a duelo a su asesino, Pablo Irazábal, el cual se descompuso de miedo y
pidió la baja. Murió en 1874 y fue sepultada a aquí precisamente, donde hasta
el día hoy sigue siendo recordada y venerada.
Después de recorrer sus calles,
almorzar, disfrutar del río y los pequeños bosque de Chañar, el tiempo voló. Toco
la hora de pegar la vuelta contentos y felices. Habíamos disfrutado de un
hermoso día en familia, sintiéndonos turista por algunas horas, descubriendo un
poco más de nuestra provincia, paisajes e historia.
Otro Posteo interesante: Vuelta Turística a San Juan por Ruta 150
Hola Nicolás, me encantó tu artículo. Justo estábamos "viajando" por el Google Earth y nos llamó mucho la atención la distancia a dónde se asentaron. Buscamos su historia y dimos con tu blog. Nos encantó. Saludos. Pronto también visitaremos el lugar.
ResponderBorrarExcelente artículo!!!
ResponderBorrarmuchas gracias. lLegue siguiendo la historia de Martina enterrada alli y me encuentro con este maravilloso lugar.
ResponderBorrarBuenos días! Excelente artículo! Hermosa experiencia! Gracias x comentar!
ResponderBorrarExcelente. Vamos a ir!
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